No dudamos de la necesidad de incrementar las ayudas de emergencia social pero existen muchas más partidas, muchos gastos más superficiales e innecesarios en esta corporación de donde poder sustraerlas.
Denuncia así mismo, que esta medida se haya tomado sin tener al menos la deferencia de, previamente, haberlas comunicado a esta comisión. Consideramos que es una medida fácil, populista y prepotente.
Fácil porque no busca soluciones duraderas para erradicar la pobreza y la marginación.
Populista porque ante la situación de empobrecimiento de la localidad busca enfrentar las necesidades de los más desfavorecidos del municipio con las de aquellos a los que se ayudaba desde los proyectos de cooperación subvencionados hasta la fecha por la partidas destinada a este fin de los presupuestos municipales.
Prepotente porque se toma por decreto sin ni siquiera escuchar, no solo a los agentes sociales, sino tampoco a los partidos políticos representados en la corporación municipal.
La comisión, que lleva más de una década trabajando desde las distintas asociaciones que la componen en proyectos de cooperación y sensibilización de las graves injusticias y desigualdades sociales, manifiesta su absoluta repulsa al desconocimiento que el alcalde hace de la misma y de la filosofía del 0,7%. Se trata de dar un porcentaje de lo que tiene el Ayuntamiento a las poblaciones de los países más desfavorecidos y se hacía a través de proyectos gestados mediante iniciativas locales.
Es un compromiso solidario y hasta la fecha el Ayuntamiento isleño ha sido referente en estas ayudas, ha sido una de las entidades de la provincia más comprometidas en la solidaridad con los pueblos más empobrecidos.
Los 150 mil euros comprometidos en 2012 a este fin supone sólo el 0,23% del presupuesto municipal, pero este aporte es fundamental para llevar a cabo muchos proyectos en África o Latinoamérica que permiten, entre otras actuaciones, el acceso a la educación a muchos niños y niñas o que comunidades enteras disminuyan la mortalidad infantil gracias a mejoras en su salud o en el agua que consumen. Las consecuencias de los recortes en cooperación son humanas y ponen en peligro los avances en desarrollo en los países empobrecidos tras décadas de trabajo.
La renta de España es 50 veces mayor que la de los países del Sahel donde muchas ONGD trabajamos. ¿Es ético que estas poblaciones paguen también nuestra crisis?
Es cierto que en tiempos de crisis no se puede demandar un aumento de la Ayuda al Desarrollo, y hay que poner en práctica políticas de austeridad y eficiencia; pero es injusto que sean las personas más vulnerables quienes más tengan que pagar, y que los recortes o supresiones de los fondos no sean equitativos entre las diferentes partidas presupuestarias.
Estamos convencidos de que nuestras Administraciones, también las locales, pueden obtener esos recursos adicionales de otra manera y, que en un mundo globalizado, también tenemos compromisos de justicia con las personas que viven más allá de nuestras fronteras. La cooperación al desarrollo no es un lujo para tiempos de bonanza, sino una responsabilidad ética, una política pública que debe ser plenamente garantizada.
La comisión reunida va a solicitar con carácter urgente una entrevista con el alcalde donde expresarle nuestro descontento y demandarle soluciones a esta situación inaceptable.
